- El vocativo siempre debe estar separado por comas del resto del discurso. Ejs.:
- Papá, dame veinte euros.
- Ya te dije, Esteban, que estaba muy ocupado.
Recordad también que, si utilizáis la muletilla "bueno" para darle mayor realismo a una conversación coloquial, tenéis que separarla también con comas. Ejemplos extraídos de vuestras redacciones:
- Bueno, el asunto es el siguiente...
- Te lo pregunto porque, bueno, lo tengo que saber para...
Reproduzco aquí íntegra la redacción de Alba Campos porque es con diferencia la mejor escrita:
La nueva vida del perro
Día frío y lluvioso de invierno. El hombre se dispone a dar de comer al perro, pero este se aparta y ni lo mira. Mientras, el gato observa desde la ventana.
- ¿Qué te ocurre, chico? -pregunta sin esperar una respuesta.
- Y aún me lo preguntas...
- ¡¿Cómo?! ¡¿Pero tú hablas?!
- Pues sí, todos los perros sabemos hablar pero tenemos prohibido hacerlo.
- ¿Quién os lo prohíbe?
- Es como una ley natural, desde tiempos remotos fue así y no va a cambiar ahora.
- Ah... Entonces, ¿por qué me has hablado tú?
- ¡Pues porque no puedo seguir así! ¡Mi vida es muy triste!
- No entiendo. ¿Por qué dices eso? -pregunta el dueño preocupado.
- ¿Quién se levanta cada mañana para que salgas a pasear porque necesitas hacer ejercicio?
- Tú.
- ¿Quién cuida, sin haber desayunado, de tu casa mientras te vas a trabajar?
- Tú.
- ¿Quién te hace compañía cuando vuelves cansado del trabajo?
- Tú...
- ¿Quién se mete en medio dando la patita para poner fin a las discusiones con tu mujer?
- Tú... -el rostro del hombre se entristece.
- ...
- Lo siento.
- Ah... ahora lo sientes, pero llevo toda mi vida haciendo eso y no recibo nada a cambio.
- Yo pensaba que tenías una buena vida...
- ¿Comer esto, que no sabe a nada, es buena vida?
- No sé, nunca lo he probado. Al menos, tienes un buen techo.
- Sí. Tengo techo, pero no puerta - contesta irónicamente el animal.
- Pero recibes todo mi cariño.
- Me das cariño y juegas conmigo una vez al año, el resto de los días soy yo quien te entretiene a ti.
- Bueno, puede que sea cierto, pero eres un animal y esa es la vida que te ha tocado.
- ¿Y el gato?
- ¿Qué pasa con el gato?
- Pues que al gato le dais paté con sabor a pescado.
- ...
- A él le dejáis estar en casa.
- Es que él es más limpio que tú. Hace sus necesidades en la caja y no suelta pelo.
- ¡No suelta pelo porque lo peináis cada día y yo podría salir a hacer mis cosas al jardín y luego entrar! -salta el perro enfurecido.
- Es cierto ... Lamento haberte dado tan mala vida...
- Ya, claro...
- Te demostraré lo mucho que me arrepiento.
- ¿Cómo?
- A partir de ahora podrás estar en casa y comer lo que quieras, siempre que no sean mis zapatillas...
- ¿De verdad? -pregunta ilusionado el perro.
- Sí, y además prometo jugar contigo cada día.
- Hay un problema ...
- ¿Cuál?
- No me gustaría compartir techo con ese ser idiota al que llamáis "gato".
- Si el problema es él, no te preocupes. A partir de hoy dormirá en tu lugar cada día.
- ¡Guau!
El gato observa la situación y mira enfadado al perro. Este sonríe mientras es abrazado por el dueño.
Al entrar en casa, los animales se cruzan.
- Lo siento, amigo, es lo que te ha tocado -susurra el perro al gato.
Alba Campos Fragueiro
3º ESO
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